31 de julio de 2008

Bachillerato y la puerta de mi Armario

Otra historia. Esto fue en bachillerato, comenzaba en un nuevo instituto (de nuevo), mucha gente nueva y adaptación a la rutina tras un veranillo más.
Por mi experiencia diría que los institutos son tan mágicos como traumáticos. De cualquier forma esta "historia" comienza en 1º de bachillerato, como ya andaba diciendo.
No tarde mucho en sentir algo, algo que ya desde luego me sonaba y había puesto nombre. Algo que negué profundamente y que eternamente me seguia. Llamemosla V, ella venía también nueva y aquel instituto nunca le permitió sentirse a gusto. Cosas de la vida nos hicimos amigas, un grupito. Al poco tiempo, tal vez entre la primera y la segunda evaluación surgió algo en mí, algo extraño que desde la distancia veo con ojos muy distintos. Porque no había forma, en aquella época, que yo pudiera tener algo, no podría haber lidiado con aquello, muchos pajaros en mi cabeza. De todas formas, y como es de costumbre, ella tenía novio, uno formal. Hay podría quedarme, típico sentimiento secreto.
Pero aquello evolucionó hacia un punto del que yo jamás hubiera imaginado. Al año siguiente y en las mismas circunstancias. Por una historia demasiado larga que paso (al margen de lo mio) le conté o confesé que yo era lesbiana. El como fue algo cutre, biblioteca y una carta que aquello era doloroso de leer. Largilla y extremadamente sutil, tanto que no lo pillo al principio. Finalmente tuvimos una conversión de esas que hacen historia, yo me quería morir y me veía ahí, saliendo del armario por primera vez.
Después de una grata aceptación vino la pregunta obligada. Qué quien me gustaba... mmm, aquello era demasiado en un día para mi, y además sabiendo de mis posibilidades y del miedo de hacer tambalear nuestra amistad, me fui por las ramas. Y ahí quedo la cosa.
Aquello se me paso finalmente, no la homosexualidad, eso no, sino aquel sentimiento. Gracias a dios (por muchas razones). Y hablar, hablamos de este tema de higo a breva.

Haciendo balance, no diría que me arrepiento de a verselo contado. Tengo la ciega seguridad de que ella guardara mi secreto hasta el día oportuno. Pero echando la vista atrás, se que me equivoque. Después de aquello la vida siguió...

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